2018/11/05
lunes 05 de noviembre de 2018
Me senté a orar el Oficio de Lectura y la hora sexta y mientras recitaba las “Gloria al Padre” mi ángel de la guarda me respondía “Amén”.
Por la tarde regresé de nuevo al interior del Santuario y El Señor Jesús habló en mi interior y me dijo:
Mis amados hijos, mi madre María, ha derramado muchas lágrimas por ustedes. Mi madre María sufre cuando no hay arrepentimiento sincero ni conversión del corazón.
Tengo sed de almas y ustedes se preocupan por cosas banales y que a mis ojos no tienen importancia.
¿Qué espero recibir de ustedes?… Consuelo a mi corazón. Corazón traspasado por muchos dardos de desamor.
Preocúpense por calmar mi sed.
Frenad su lengua que critica a sus hermanos. Los pecados de la lengua son puñal para mi herido corazón. Oh mi amado apóstol, tu presencia mitiga mi dolor y alivia mi sufrimiento. Repara por aquellos que pecan con la lengua y difaman dejándose guiar por meras suposiciones. Pide por tu conversión y la del mundo entero. Te amo y te guardo en lo más íntimo de mi corazón.